#alberto jiménez ure
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—JCV: Throughout your career as a writer, what challenges and mental processes have you overcome to ensure your work flows smoothly?
—AJU: My childhood days were filled with happiness, although haunted by the "specters" of my imagination in a Venezuelan oil field. My adolescence was far from tranquil, exposed to the dangers of pre-iconoclasm that eventually brought fame to the wildness and irreverence of youth in the famous Seventies Decade [20th Century, of course]. My teenage years were besieged by hallucinogens, rock music, sexual indulgence, philosophical readings, Hessism, Sartrenianism, Camusianism, Millerism, Beatlesism, peace and love, rebellion, and a refusal to agree with those who started world wars [one had to spit against prevailing ideas]. My adulthood has been marked by a responsibility that I have no intention of evading. I dedicated nearly thirty years of my life to one of the oldest, venerable, and never senile Venezuelan universities with clerical origins. I am now in a "legally retired" position, but I still maintain a certain presence on its premises.
• "The Art of Writing as a Ritual Act: Conversation with Author Alberto Jiménez Ure" by Juan Carlos Vásquez. Excerpt. Fragment of the interview conducted in Spanish.
• Illustration: Jaufré Rudel "Sur le quiais, musée des Beaux-Arts de Bordeaux, mai-juin 2009.
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Arte y literatura : "Vindicación del Caos: Poesía por Alberto Jiménez Ure"
En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez Ure. A través de sus versos, el poeta nos sumerge en un universo en el que el orden y la corrección ceden ante el poder del desconocimiento. La naturaleza, testigo silente de nuestra voraz presencia, no piensa para no tener que defenderse de aquellos que, traicioneros, la exterminan.
En este poema, Ure nos presenta su tesis, donde proclama que el todo emergió del vacío, un nacimiento condenado a corromperse para recordarnos el poder que reside en aquello que ignoramos. A lo largo de los versos, contemplamos la fragilidad de nuestra existencia, nuestras disputas efímeras por la supervivencia, y nuestra persistente incapacidad para comprender la belleza y los sufrimientos que nos rodean.
El caos se convierte en protagonista y motor de la poesía de Ure, ya que solo a través del desorden de los sentidos podemos comprender cómo el todo irrumpió desde la nada. El poeta nos enfrenta a la realidad cruda y mítica de la naturaleza, a nuestra condición de monstruos y a la futilidad de nuestras pretensiones de poder y riqueza.
#Alberto Jiménez Ure#literatura#cultura#narrativa#relatos#herederos del kaos#poesía#caos#cuentos#poesías
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TRANSFORMAR LA HUMANIDAD
«No me aflige que haya vivido tanto tiempo, pero sí que de nada me sirviese intentar transformar conductas de la Humanidad aun cuando sólo durante milésimas de fracciones de segundos. Pero, cualquier modo que se perciba, mis derrotas culminan triunfos» (Alberto JIMÉNEZ URE) https://getinkspired.com/es/story/42968/ofuscado/#google_vignette
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AL CIELO PREGUNTANDO »El Poeta sugerido: Alberto Jiménez Ure https://www.donacianobueno.com/espiritual/al-cielo-preguntando/
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MIS ACERTADAS PREMONICIONES DEL AÑO 2002 (ALBERTO JIMÉNEZ URE)
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Herederos del Kaos - archivo literario y artístico se complace en anunciar el TOP 10 de las publicaciones más visitadas en 2023. Agradecemos a nuestros colaboradores y a nuestra leal audiencia por contribuir con sus lecturas. ¡Esperamos seguir compartiendo expresiones en el próximo año!
-Surrealismo y locura: El descenso a los infiernos de Antonin Artaud y Leonora Carrington. Texto y fotografías de Rakar
-Entrevista a Simone Boué: Compañera de Émile Cioran, por Maïté Grou
-El horror hecho música: Silencer, Anna Varney, Krueger, Luror, Theurgia
-La poética del cine, la máquina de contar historias: Un artículo de Homero Carvalho Oliva
-Entrevista a Milton Ordóñez: "Viví en pueblos y lugares donde la gente no se suicida porque no conocen esa idea". Por Juan Carlos Vásquez
-El Cuaderno de Fergusson" por Daniel Frini: Una historia sobre un paciente del Hospicio de Santa Magdalena y su vínculo con "Él”
-Dos idiomas, un lamento: La 'Decadencia' en la casa de la poeta Dulce María Loynaz", por Yuleisy Cruz Lezcano
-Del cuento breve "Mutilado" de Alberto Jiménez Ure: Por Moisés Cárdenas
-Desde Honduras: Una muestra poética de Omar Cruz
-Dos microrrelatos transgresores de Roberto Garcés Marrero
Imagen: Caos. Deidad primordial de la mitología griega. Magnum Chaos. Taracea del coro de la basílica de Santa María la Mayor, por Capoferri y Lotto (1522-1532).
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Antología de poesía contemporánea. Compilación - 105 autores (2006-2023)
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Apps requeridas para acceder: Telegram o Google Drive, y "Lithium: lector ePub". Todos los archivos disponibles en formato (EPUB) en Herederos del Kaos (canal telegram).
©Autores: Daniel Frini, Alberto Jiménez Ure, Nieves Jurado, Milton Ordóñez, Shabely Botello, Wafi Salih, Pablo López, Roberto Garcés Marrero, Leopoldo Reinhard Resch, José Alberto Capaverde, Francisco J. Barata Bausach, Susana Medina, Adrián "fino" Sosa, David Crauley, Jordi Tauler Vaillet, José Luis Regojo, Federico Ambesi, Juan Benítez, Alex Armega, Sebastián Trujillo,, Gabriel Valdovinos Vázquez, Juan Luis Henares, Miguel Ángel Acquesta, Juan Carlos Vásquez, Ludim Cervantes, Rita Morrigan, Carlos Almira Picazo, J.R. Spinoza, Moisés Cárdenas, Jacqueline Campos, Mario Flores, Eduardo Omar Honey, Claude Nogueras, Alberto Quero, Pilar Rezzano, Mirza Patricia Mendoza, Caroline Cruz, Alberto Juárez Vivas, Rodrigo Miguel Quintero, Montserrat López Alsina, Luna del Castillo, Guillermo Martínez, Víctor C. Drax, Lucía Scosceria de Cañellas, Everardo Gómez, Edinson Martínez, Mario Andrés Arcos, Rolando Revagliatti, Sebastián Abdala, Alina Kummerfeldt, Magdalena Páez Amador.
©Antología de narrativa contemporánea es una publicación sin fines de lucro. Su distribución a través de terceros es completamente libre, siempre y cuando no se haga un uso comercial del libro y se citen correctamente sus fuentes."
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TESIS DE CHEN SHAM SOBRE CUENTOS ABOMINABLES (PDF)
Jorge Chen Sham con tesis sobre «Cuentos Abominables» de Jiménez UreDescarga https://citas.in/frases/2107310-alberto-jimenez-ure-cuando-algunos-te-califiquen-genio-aprovecha-eso/ «No recuerdo haber dejado de anhelar por momentos una existencia despojada de una voluntad o representación diferente a cuanto soy que abomina cuanto acaece destructivo» (Alberto JIMÉNEZ URE)
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DESCARGA EL POEMARIO TRASNOCHOS DE J. URE (1986)
TRASNOCHOS (CORREGIDO-2024) POR ALBERTO JIMÉNEZ UREDescarga «Qué hacía yo durante la d. a. a. 80/s. XX sino estudiar todo cuanto mi inquieta mente exigía, reflexionar sobre lo leído, tomar decisiones al respecto, producir un pensamiento apriorístico y cuidar de mis hijas: he vivido trasnochado desde la edad de diez años, cuando vi una entidad cuyas características son imposibles describir ni…
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CURRÍCULUM (EXPEDIENTE) LITERARIO DE ALBERTO JIMÉNEZ URE-2024
ALBERTO JIMÉNEZ URE (CURRÍCULUM-EXPEDIENTE) LITERATO-2024Descarga
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LA VIDA ME AFLIGE COMO «KARMA LETAL»
Por Alberto Jiménez Ure (https://ejerciciosescriturales.home.blog/wp-content/uploads/2021/03/jimenez-ure-un-hombre-de-cultura-por-r.gil-otaiza-junio-2016.pdf) Yo, que deploro a la Vindicta Pública o Vendetta y todas las armas de guerra que le dan forma letal, durante mis días de infante creí que nada a la Humanidad lesivo había en mi existencia hasta cuando tuve que admitir que propendía a…
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DUREZA Y PUREZA EN LA EN LA INFINITA DIMENSIÓNALIDAD DE UN HOMBRE EXCEPCIONAL
Por Marina Ceballos (Al eximio Poeta y escritor Alberto Jiménez Ure) … Su mirada traspasa Las dimensiones del tiempo, Alcanzando la luz del cosmos espiritual, Con sabiduría interna y musical. Su rostro expresa dureza, Yo interpreto su pureza; Mirada equilibrada y dominante Cual mensaje oculta guarda en su templo. Hay quien se atormenta con su lectura, Porque carece de…
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Antología de narrativa contemporánea.
Compilación - 52 autores (2006-2023)
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©Autores: Daniel Frini, Alberto Jiménez Ure, Nieves Jurado, Milton Ordóñez, Shabely Botello, Wafi Salih, Pablo López, Roberto Garcés Marrero, Leopoldo Reinhard Resch, José Alberto Capaverde, Francisco J. Barata Bausach, Susana Medina, Adrián "fino" Sosa, David Crauley, Jordi Tauler Vaillet, José Luis Regojo, Federico Ambesi, Juan Benítez, Alex Armega, Sebastián Trujillo,, Gabriel Valdovinos Vázquez, Juan Luis Henares, Miguel Ángel Acquesta, Juan Carlos Vásquez, Ludim Cervantes, Rita Morrigan, Carlos Almira Picazo, J.R. Spinoza, Moisés Cárdenas, Jacqueline Campos, Mario Flores, Eduardo Omar Honey, Claude Nogueras, Alberto Quero, Pilar Rezzano, Mirza Patricia Mendoza, Caroline Cruz, Alberto Juárez Vivas, Rodrigo Miguel Quintero, Montserrat López Alsina, Luna del Castillo, Guillermo Martínez, Víctor C. Drax, Lucía Scosceria de Cañellas, Everardo Gómez, Edinson Martínez, Mario Andrés Arcos, Rolando Revagliatti, Sebastián Abdala, Alina Kummerfeldt, Magdalena Páez Amador.
©Antología de narrativa contemporánea es una publicación sin fines de lucro. Su distribución a través de terceros es completamente libre, siempre y cuando no se haga un uso comercial del libro y se citen correctamente sus fuentes."
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LOS AUSENTES DE SOBRIEDAD QUE CONOCÍ
«La poesía entre bohemios
Siempre será alcohol,
El rigor escritural pretexto
Pero también erudita coartada:
Todo etílico inteligente
Liba por hastío e irreverencia.
Alucina como paradisíaco»
(Alberto JIMÉNEZ URE)
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ILUMINADO
Por Alberto JIMÉNEZ URE
(https://es.wikiz.com/wiki/Alberto_Jiménez_Ure)
PRIMERA PARTE
[Alrededor de la Política y el Poder]
PÓRTICO A
«No hay nada más absurdo y hecatómbico que una turba de burgueses apologetas (o apologistas, parientes de los proxenetas) del militarismo»
-I-
[REVOLUCIÓN]
Siempre, toda «revolución» culmina
En fatalidad porque su naturaleza
Es fecal y su destino cualquier pozo séptico.
Siempre, toda «revolución» culmina
Por persuadirnos que los hombres
Somos seres idénticamente deplorables
Cuando en el Mundo ejercemos mandos.
-II-
[ELOGIAR AL DÉSPOTA]
Me pregunto,
Con insistencia
Y obsesivamente,
Por qué es frecuente
Que hombres talentosos
Propendan elogiar
Déspotas que gobiernan:
A militares tiránicos,
Civiles corrompidos
Y prepotentes que ufanan
Haber sido absueltos
Por presiones de un Vulgo
Ignorante que (además)
Les confiere Poder de Mando
Mediante procesos electorales.
-III-
[OBCECADO DISIDENTE]
No vine al Mundo para defender
A los hombres con mandos;
Nunca he sentido pudiera asirme
A ningún proceso político porque
Soy un obcecado disidente:
Un hombre sin la urgencia
De lograr el «Poder», sin maledicencia.
-IV-
[NADA DEIFICAR O VINDICAR POLÍTICAMENTE]
Nunca [yo] podría deificar o vindicar
Al crimen para legitimar la instauración
De un régimen político determinado.
-V-
[MILITARISMO NEFASTO]
Donde prospere
El estilo militarista de gobierno
No puede haber sino verdugos,
Hospicios e inocentes condenados.
-VI-
[CONTRA LOS UNIFORMADOS]
No puedo mirar como «héroe»
A quien se uniformó para asesinar
Con armas de guerra a sus adversarios,
Ese que expelió sus instintos criminales
En nombre de una (presuntamente) patria.
Quien ejecuta a otro
Es un duhkàlayam [1]
Que obra contra su idéntico.
-VII-
[ACTOS CONSTITUYENTES]
En el «ejercicio del mando»,
Una cofradía de maleantes
Sustituye a otra tras el sufragio
O imposición castrense:
Pero, a ese proceso de transferencia
O «Apropiación Indebida del Poder»
Los novísimos usurpadores denominan,
Cínicos, Actos Constituyentes Legitimados:
Que, aparte, de la Canalla Falsedad, /«soberanos»
-VII-
[LA SOCIEDAD CIVIL]
La Sociedad Civil deviene
En sectores de ciudadanos
(«¿Soberanos?»)
Con aptitudes críticas,
Sin mezquinos propósitos
De consecución del «Poder de Mando»:
No sumisos ni cómplices,
Destinados enfrentar y denunciar
Las prácticas abusivas de quienes
Lo ejercen corrupta y arbitrariamente.
-IX-
[DERECHOS Y DEBERES CIVILES]
Me entristece comprobarlo, /constantemente:
La mayoría de los ciudadanos del Mundo
Ignora sus Derechos y Deberes Civiles,
Trágico porque pudieran protegerlos
Ante quienes gobiernan ilegitimados.
La mayoría de los ciudadanos del Mundo
Está condenada vivir sin el amparo de las /leyes
O garantías constitucionales: porque,
Quienes tienen mandatos no suelen gobernar
Conforme a tales y cometen contra /indefensos.
-X-
[DECRETAR LA MUERTE]
En el Mundo,
Hubo un «prócer»
Independista presunto
Que decretó la muerte
De cualquiera que no adhiriera
A la guerra que comandó
Contra el Imperio Español.
Sistemática y oficialmente,
La promulgación de un edicto
De «guerra a muerte» consagró la /violación
De Los Inalienables y Humanos Derechos
De los habitantes del país donde nació
Y cometió genocidio el «héroe
/separatista»
-XI-
[ANHELO CIUDADANO]
Mi mayor «anhelo de ciudadano»
Es vivir, alguna vez, en un país
Donde se respete (irrevocablemente)
El Estado de Derecho y Justicia
Explícito los preceptos constitucionales.
-XII-
[DESPRECIAR AL VULGO]
Mis enemigos fortuitos
Me acusan de misántropo.
Motivo por el cual,
Hoy pronuncio mi confesión:
No desprecio más al pueblo
De cuanto él a sí mismo.
-XIII-
[LOS LIMITADORES DE LA LIBERTAD]
No son, precisamente,
Los políticos que gobiernan
Quienes deben fijar límites
A la Libertad de Opinión e Información:
Al ejercicio del «Librepensamiento /Inmanente»
-XIV-
[LA CONJURA DE LOS RESENTIDOS]
La «Clase Pudiente»
Y la «Burguesía Cortesana»
Le han hecho, sin dudas,
Menos daño a mi república
Que las turbas de resentidos e
/irracionales
Proclives a conjurarlos mediante la
/violencia.
-XV-
[MI PAÍS ES UN LATIFUNDIO]
Mi país es un latifundio
Cuya propiedad ha sido,
Arbitraria y sistemáticamente,
Transferida de un grupo político a otro.
-XVI-
[YO, EL CONSERVADOR]
Si defender
Los Derechos Civiles
Y el Estado de Justicia
Es ser un obstinado «conservador»,
/entonces
Yo, feliz y vehementemente, admito lo
/soy.
-XVII-
[EL AGRESOR COTIDIANO]
Desde el nacimiento de la Inteligencia,
Siempre hubo un «agresor cotidiano»
Por cuyas acciones los apacibles
Tuvieron que organizarse por
/preservación.
No importa [que] hoy se propague
Que ese maleante innombrable
Busca perpetuarse junto a quienes
Portan armas de guerra:
Irremediablemente, morirá.
Luego, sus apologistas
Anhelarán la irrupción
De un novísimo victimario:
Criminal sustituto con idéntico final.
El «agresor cotidiano»
Teme merecer sentencia de muerte:
Aun cuando resurja cíclicamente,
Su poder o tiempo serán efímeros y
/finitos.
-XVIII-
[EXTERMINIO]
No concibo
Que el exterminio físico,
La violencia intimidadora
Y el adoctrinamiento
Antecedan o procedan
La promulgación de la paz
En cualquier territorio.
-XIX-
[LA PARADOJA DEL PUEBLO]
La mayor
Tragedia del pueblo,
Que igual paradoja,
Es la de ser guiado
Por la misma luz
Que lo enceguece.
-XX-
[INMENSO Y PELIGROSO SUBURBIO]
Mi país
Es un inmenso
Y peligroso suburbio
Sujeto ser gobernado
Por azotes del ambiente político.
-XXI-
[LOS ÁVIDOS DE MANDO]
No confío
En los políticos
Que buscan, obsesivamente,
Acumular «Poder de Mando»:
Esa avidez enfermiza e impúdica los /delata.
-XXII-
[IGNORANTE INCORREGIBLE]
En mi país,
Basta que alguien sea malhechor
De elevada categoría para que el Vulgo,
Ignorante incorregible, le otorgue el
/Poder.
-XXIII-
[AGRADEZCO AL VULGO]
[Yo] agradezco al Vulgo
Sea ignorante y borrego:
Porque, con tan malas cualidades,
Demarca sus diferencias conmigo.
Su infamia alejo de mi santuario.
-XXIV-
[POETAS DE LA REVOLUCIÓN]
Los «Poetas de la Revolución»
Lamen los testículos y succionan
El falo de su cojudo y tiránico Presidente.
Los «Poetas de la Revolución»
Adulan (ad infinitum) hasta saciar
Las apetencias de servidumbre
De cualquier forajido con mando
En el Mundo: pero, sin inteligencia.
-XXV-
[DESARME]
El desarme absoluto
Debería ser el fin supremo
De todos los hombres
Que poblamos el Planeta Tierra.
SEGUNDA PARTE
[Sobre el patetismo existencialista]
PÓRTICO B
«En ocasiones he, forzosamente, sucumbido ante mis depresiones: siempre severas y, como los verdugos, esperan análogamente mi muerte. De pronto, yo recuso: a veces tras la precipitación de un llanto difícil frenar; en otras oportunidades con ira. Tal vez tenga razón mi admirado psiquiatra [2]: es discutible que los depresivos seamos potenciales suicidas y casi nunca homicidas»
-XXVI-
[KRSNA LO SUPO]
Que la resurrección
Es recurrencia
En el sufrimiento
Y repetición de la Muerte,
Lo se antes de conocer a Krsna.
Él lo supo:
Los seres menos inhumanos
Anhelan retornar en la carne
Y abolir todo pensamiento racional.
-XXVII-
[PLATICAR CON UN AVÀTARA]
Quiero ser un anasùyo [3]
Toparme con un avàtara [4] mayor,
Aprender transportarme, por volición,
Del Mundo Inmaterial e Incandescente
A Éste: propio de gregarios y doblegados.
-XXVIII-
[EXISTENCIA SIN TRIBULACIONES]
Juro que hoy veo y siento
Mi existencia mortal
Sin las tribulaciones
Del cobarde: sin fobias,
Resentimientos o venganzas.
-XXIX-
[LIBERTÉ MIS PENSAMIENTOS]
Tras algunos años
De ininterrumpidas reflexiones
E infinidad de tormentos,
He visto todo porque nada:
Sentí la «plenitud» al limitar
Mis acciones mientras
Fortalecía mi psique
Ante ciertos peligros
Y libertaba mis pensamientos,
Mi «Álter Ego», de las influencias.
-XXX-
[EL MORIBUNDO LÚCIDO]
El único moribundo
Que parece merecer
La Escisión Física es quien, lúcido,
Inicia su recorrido hacia la Eternidad:
Esa presunción que quizá no sea
Otra forma de mencionar a La Nada.
-XXXI-
[LAS MEJORES CAUSAS]
He buscado, pertinazmente,
Las mejores causas parar guiarme:
Pero, al final, siempre concluyo que
(Fuera de las prevaricaciones)
Ningún asunto puede prosperar
En las sociedades signadas por la /competencia.
-XXXI-
[FELICIDAD]
La «felicidad» no existe
Como tampoco procede
El retorno hacia lo que fuimos
O la espera ansiosa de cuanto
Nos depararía el futuro.
-XXXII-
[VIDA ETERNA]
No pretendo la «vida eterna»:
Sólo cesar de existir para siempre.
Dejar El Ser
Y evitar el ridículo
De una existencia paradisíaca.
-XXXIII-
[ABSURDO]
Me pregunto qué es más absurdo:
Juzgarnos a nosotros mismos
Con propósitos preparatorios
Para aceptar determinada condena
Que la Sociedad nos depare,
O sea precisamente Ella quien
Nos persuada de no haber cometido
Y nos absuelva sin previo sumario.
Alberto JIMÉNEZ URE con su hija
Venus Kelly (Año 2000)
TERCERA PARTE
[En redor de la perplejidad]
PÓRTICO C
«No puedo precisar cuántas veces creí imposible el advenimiento de hechos que sólo existían en el ámbito de mi mente: la redacción y ulterior ejecución de edictos para legitimar el crimen»
-XXXIV-
[MONTAÑA]
¿Quién es más soberbia
Y mezquina que tú?
Pese a tu elevada estatura
E imponente Belleza,
Todavía percibo todo
Cuanto existe más allá
De tu vegetación y riscos.
Montaña: soy más libre que tú
Porque mis pies no están sepultados.
-XXXV-
[RESPETABILIDAD]
En mi país las deudas,
Similar a los delitos,
Difícilmente se pagan.
En mi país los crímenes
Y las conspiraciones
Para cometerlos
Inciden, notablemente,
En la consecución de respetabilidad.
-XXXV-
[SEMPITERNO HOLOCAUSTO]
La Existencia es un sempiterno
/holocausto,
Lo peor entre las invenciones
/inexplicables
Para provocar fortuitos e infames
Sufrimientos a la Bienaventuranza.
La Existencia es el esputo galáctico
Del Universo enfermo,
La más cruel de las formas
De purgar una condena inmerecida.
La Existencia es un sempiterno
/holocausto.
-XXXVI-
[DEPRESIVA]
Quiero («persona»)
Saber si te deprimes
Porque te sientes atrapada o presa
En un cuerpo mientras hostiles te lastiman
Persistentemente: sin piedad ni
/capitulación.
Quizá deprimes porque
Te parecen frívolos
Y crueles todos los seres
Que has visto en tránsito.
Quizá sucede que las acciones
De los hombres al mando
Te parecen, irrestrictamente,
Criminales y (además)
Estás persuadida o convencida
Que la mayoría adulta
Y vástagos infantes no es
Cosa distinta a esputo de tísico.
Te deprimes
Porque la Maldad
Jamás podrá abolirse:
Es desalmada, arrogante,
Pendenciera y está apertrechada.
Te deprimes
Porque cuando deseas fusionar tu cuerpo
No ocurre, y el orgasmo o eyaculación
No sobrevienen para tu goce o legar tu linaje.
Te afliges
Cuando te ves
Forzada masturbarte
Para apaciguar tu cuerpo,
Angustia por «la otra» ausente:
Esa que, aun cuando pareciera estar,
No es la correcta en el momento preciso:
No existe más allá del (apareamiento)
Suceso animalesco que empapa las
/sábanas
De sudor develándote hartazgo
/hediondo.
-XXXVII-
[MAR]
Luego de muchos años de alejamiento,
Mar irrumpió de nuevo: soberbia,
Casi insolente y, junto a Ella, los monstruos
Que suelen habitar las profundidades.
-XXXVIII-
[DESAFÍO EN LAS COSTAS]
Cuando regresé a las costas
Vi a Mar fuerte y amenazante.
Le temía aún: a sus enormes olas,
A los inocultables peligros que nos
/depara.
Mar es el misterio perpetuo
Y yo, frente a su voracidad,
La cobardía confesa e infinita.
CUARTA PARTE
[Concerniente a lo místico y oculto]
PÓRTICO D
«No ufano exhibir conocimientos o una inteligencia superior porque tampoco demoro los días que preceden a mi partida de esto que llaman Mundo, un hecho que está (irremediablemente) por venir y fijará lo finito de mi Ser Físico pero igual la perpetuación de mi palabra»
-XXXIX-
[IDIOMA PARA EXTREMAUNCIONES]
¿Cuál es el idioma
Que deben emplear
Quienes ofician
Las extremaunciones?
Me pregunto:
¿Cuáles serán
Los autorizados
Ministros de Dios
Para escucharnos
Cuando experimentemos miedo
De partir hacia otro mundo
Que igual ninguna parte:
Empero, ya confesos, ya.
-XL-
[EL DESIGNADO]
El «designado»
Para castigar
Al prepotente
No tiene rostro
De hombre o mujer
De esta realidad y tiempo:
Es, simplemente,
La Conciencia Suprema
Que irrumpe para corregir
A quienes tienen la psique torcida.
-XLI-
[TIEMPO DE MISTERIO Y MUERTE]
Es tiempo de misterio y muerte.
De cierto les digo:
[Que] nuevamente escucho
A Palabra que enuncia
La llegada de un «castigador»
Y actuará contra los equivocados
De la Humanidad: esparcirá cadáveres.
Es tiempo de misterio y muerte.
-XLII-
[EL AUTÉNTICO ESTÁ AQUÍ]
Ninguna bestia descendiente o inferior
Actuará en nombre de «Quien Porta la
/Luz»,
Porque ahora Él está aquí: en el Planeta /Tierra,
Y no procede de nuestra realidad o
/tiempo codificables.
-XLIII-
[DIOS, DE NUEVO]
Habría sido suficiente
Crearas a los hombres
Sin el Don del Discernimiento:
Sin voluntad para veneraciones:
Simplemente eterno, apacible,
Primitivo, feliz, exento de teologales
Amenazas de Carta No Magnánima.
Somos organismos complejos:
Pensantes, benévolos, pero a veces
Igual bárbaros (imagen y semejanza tuya)
Habría sido suficiente
Crearas seres que luego
No emprendiésemos querellas
Contra nuestra propia especie,
Nunca proclives destruirnos.
-XLIV-
[PROCEDENCIA MALIGNA]
Si el Hombre no surgió
De una Entidad Maligna
Tampoco el Universo expande
Ni somos finitos o viceversa.
Mucho menos el tiempo
Sería la demarcación
Que separa a quienes vivimos
Y los muertos o escindidos:
Desplazados de una existencia
Absurda e incorregible,
Propagadora de calamidades.
Si el Hombre no nació
De una Entidad Maligna
Nunca estuve en este Mundo tangible
U otros imaginados por hacedores
De Ficción Literaria en campus de herejes.
-XLV-
[TODO SE MANTIENE INALTERADO]
No pienses que algo cambió.
Todo, vinculado a mi existencia,
Se mantiene inamovible e impoluto:
Porque es auténtico, profundo, pródigo.
No pienses que la difamación e injuria
Enturbian nuestra invulnerable amistad:
Esa nacida de la desinhibición de quien,
Frecuentemente, platica con Baco
Y contigo, cualquier noche,
Durante el alba o en sueños.
No pienses que las pesadillas
Me atormentan sin darme tregua,
Que soy víctima de novísimas tinieblas.
-XLVI-
[EL NACIMIENTO]
El nacimiento es la trampa
Que la Muerte tiende a la Existencia
Para persuadirla es posible Ser.
-XLVII-
[ILUMINADO]
Iluminado yo, cierto:
Lo soy porque El Oscuro me honró
Confiriéndome el título universal
De «Doctor Que Recibe y Lleva Lux
/(Fero)»
Ahora puedo, nítidamente, ver senderos
Que conducen hacia la plenitud intelectual:
Física, psíquica y de espíritus (des) almados.
Alberto JIMÉNEZ URE
(Año 2021)
En Mérida, VENEZUELA
QUINTA PARTE
[En relación a la Literatura y féminas]
PÓRTICO E
«Durante mis días de infante, supe que la Palabra es la espada de una entidad que no puede materializarse porque no existe fuera de la aterrada psiquis de los hombres frente a lo desconocido»
-XLVIII-
[AMIGA LACÓNICA]
Me entristece tu laconismo
Cuando insinúas que tu cuerpo
Ha sido ensuciado por ingratos.
La verdad es presumo
Que si te agrada una relación
Ocasionalmente plena con alguien,
Podrías sentir sin culpas le perteneces
(En «trance orgásmico») a un zoófilio.
-XLIX-
[«FÉTIDO» Y «FÉMINAS»]
Femenino es una cualidad
Y atributo maravilloso
Para quienes tienen vagina
Y los que la anhelan.
Empero, pienso [que] existen
Dos modos de ser una mujer:
Exhibir lo «fétido» y «femenino»
Del pudor o dedicarse al pleno
Goce del cuerpo y la inteligencia.
-L-
[PRÓDIGA ESCRITURA]
No temas no ser tan pródiga
Cuando intervienes oralmente:
Porque, en la Palabra Escrita,
Exhibes maestría, te excedes
Maravillosa y me cautivas lector.
-LI-
[EL LENGUAJE]
No le temo al lenguaje
Ni lo que pudieran pensar o reprochar
Los críticos alrededor de cuanto escribo:
Pero, ya cerca de mi medio siglo de vida,
Todavía me inquieta la independencia
De mi imaginación distinta y percepción
De dimensiones extramuros del /cientifismo.
-LI-
[SIMILAR A UNA MOLÉCULA DE AGUA]
Porque adhiere a superficies frías,
La Literatura semeja una molécula de
/agua.
NOTAS.-
[1] Persona llena de sufrimientos.
[2] Evaristo VALERO.
[3] No envidioso.
[4] El que, por voluntad, desciende del estadio espiritual al físico.
Alberto JIMÉNEZ URE
(19 años de edad, en la UPEL, Barquisimeto)
SUMARIO
PRIMERA PARTE
[Alrededor de la Política y el Poder]
-I-
[REVOLUCIÓN]
P. 07
-II-
[ELOGIAR AL DÉSPOTA]
P. 08
-III-
[OBCECADO DISIDENTE]
P. 09
-IV-
[NADA DEIFICAR O VINDICAR POLÍTICAMENTE]
P. 10
-V-
[MILITARISMO NEFASTO]
P. 11
-VI-
[CONTRA LOS UNIFORMADOS]
P. 12
-VII-
[ACTOS CONSTITUYENTES]
P. 13
-VII-
[LA SOCIEDAD CIVIL]
P. 14
-IX-
[DERECHOS Y DEBERES CIVILES]
P. 15
-X-
[DECRETAR LA MUERTE]
P. 16
-XI-
[ANHELO CIUDADANO]
P. 17
-XII-
[DESPRECIAR AL VULGO]
P. 18
-XIII-
[LOS LIMITADORES DE LA LIBERTAD]
P. 19
-XIV-
[LA CONJURA DE LOS RESENTIDOS]
P. 20
-XV-
[MI PAÍS ES UN LATIFUNDIO]
P. 21
-XVI-
[YO, EL CONSERVADOR]
P. 22
-XVII-
[EL AGRESOR COTIDIANO]
P. 23
-XVIII-
[EXTERMINIO]
P. 25
-XIX-
[LA PARADOJA DEL PUEBLO]
P. 26
-XX-
[INMENSO Y PELIGROSO SUBURBIO]
P. 27
-XXI-
[LOS ÁVIDOS DE MANDO]
P. 28
-XXII-
[IGNORANTE INCORREGIBLE]
P. 29
-XXIII-
[AGRADEZCO AL VULGO]
P. 30
-XXIV-
[POETAS DE LA REVOLUCIÓN]
P. 31
-XXV-
[DESARME]
P. 32
SEGUNDA PARTE
[Sobre el patetismo existencialista]
-XXVI-
[KRSNA LO SUPO]
P. 35
-XXVII-
[PLATICAR CON UN AVÀTARA]
P. 36
-XXVIII-
[EXISTENCIA SIN TRIBULACIONES]
P. 37
-XXIX-
[LIBERTÉ MIS PENSAMIENTOS]
P. 38
-XXX-
[EL MORIBUNDO LÚCIDO]
P. 39
-XXXI-
[LAS MEJORES CAUSAS]
P. 40
-XXXI-
[FELICIDAD]
P. 41
-XXXII-
[VIDA ETERNA]
P. 42
-XXXIII-
[ABSURDO]
P. 43
TERCERA PARTE
[En redor de la perplejidad]
-XXXIV-
[MONTAÑA]
P. 47
-XXXV-
[RESPETABILIDAD]
P. 48
-XXXV-
[SEMPITERNO HOLOCAUSTO]
P. 49
-XXXVI-
[DEPRESIVA]
P. 50
-XXXVII-
[MAR]
P. 53
-XXXVIII-
[DESAFÍO EN LAS COSTAS]
P. 54
CUARTA PARTE
[Concerniente a lo místico y oculto]
-XXXIX-
[IDIOMA PARA EXTREMAUNCIONES]
P. 56
-XL-
[EL DESIGNADO]
P. 57
-XLI-
[TIEMPO DE MISTERIO Y MUERTE]
P. 58
-XLII-
[EL AUTÉNTICO ESTÁ AQUÍ]
P. 59
-XLIII-
[DIOS, DE NUEVO]
P. 60
-XLIV-
[PROCEDENCIA MALIGNA]
P. 61
-XLV-
[TODO SE MANTIENE INALTERADO]
P. 62
-XLVI-
[EL NACIMIENTO]
P. 63
-XLVII-
[ILUMINADO]
P. 64
QUINTA PARTE
[En relación a la Literatura y féminas]
-XLVIII-
[AMIGA LACÓNICA]
P. 68
-XLIX-
[«FÉTIDO» Y «FÉMENINO»]
P. 69
-L-
[PRÓDIGA ESCRITURA]
P. 70
-LI-
[EL LENGUAJE]
P. 71
-LI-
[SIMILAR A UNA MOLÉCULA DE AGUA] P. 72
NOTAS.-
P. 73
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RAFAEL RATTIA SOBRE OBRAS DE JIMÉNEZ URE (ACTUALIZACIÓN, 2023)
«[…] Recuerda que, por ahí, prolifera mucha brosa literaria presuntuosa y banal, y, no hay que permitir que tomen los lugares destinados a la buena literatura. Eres un excelente escritor y mereces ser tratado con la debida consideración que amerita un creador de tu estatura intelectual […]»
(R. R en misiva dirigida a JIMÉNEZ URE desde el «Delta del Orinoco», Marzo de 1999)
(I)
¿QUIÉN ES ESE TAL
JIMÉNEZ URE?
Es imposible que «pase desapercibido» por entre la hojarasca del inefable mundillo de la Literatura Nacional. Es el único escritor vivo, entre los nativos de esta «Tierra de Gracia», que ha tenido la osadía (valentía) de reclamar para sí el estatuto poco frecuente de «escritor de derecha». Porque, en nuestro remedo de país, escritor equivale a ser, más o menos, «de izquierda» (por aquello según lo cual escribir es un acto de insubordinación frente a los poderes establecidos)
Pocos intelectuales en Venezuela asumen, sin vergüenza de ninguna índole, la peligrosa condición de pensador «fascista»: «escéptico» y «pesimista ultramontano» en medio de tanto «izquierdismo teórico de pacotilla y bobalicón». Es, verdaderamente, asombroso que un escritor como Alberto JIMÉNEZ URE ponga al servicio de sus convicciones políticas y filosóficas toda la cosmovisión que ostentan sus textos: ensayos, cuentos, novelas y artículos de opinión desparramados en la prensa nacional y revistas internacionales (de Colombia, Argentina, España y EEUU). Quisiera dejar constancia aquí, en esta breve crónica literaria, de mi admiración intelectual por este solitario de la Literatura Venezolana, por un esteta (cultor de la belleza) de la palabra escrita: por su terquedad en forjar una obra de creación, sin apoyo de los grandes centros burocráticos de la «Cultura Oficial» caraqueña que -al fin y al cabo- es la que subsidia y financia mediante padrinos y mecenas.
Cuando nuestros novelistas, cuentistas, poetas y ensayistas celebran y aplauden al bodrio «seudo democrático de mecenazgo culturoso que mingonea» a la fatua élite culturocrática capitalina, nuestro Ciorán venezoano incendia las praderas de la modorra y el bostezo que signan las «artes verbales» de nuestro país. Y, conste que no pertenece a ningún «taller literario» ni grupo cultural alguno. Siempre se la pasa solitario, como extraviado, por entre las calles neblinicias de un perdido pueblo de Los Andes Venezolanos.
Muchas veces ha sido amenazado de muerte por culpa de lo que escribe, pero él como si nada: nunca se amilana y jamás lo he visto avergonzándose, abominando de una de sus comas o tildes, ni siquiera de algún signo de puntuación de su lacerante y perturbadora obra literaria y política. JIMÉNEZ URE no parece de aquí; se me antoja, más bien, un «poeta maldito» del Romanticismo Francés del Siglo XVIII. A este escritor proscripto en las escuelas de letras de nuestro país, le encanta estremecer al somnoliento espíritu literario nacional: hoy envilecido por tantos escritorcillos y literatotastros que pululan cual enjambre de idiotas ilustrados, en revistas, suplementos y editoriales, con el fin de hacernos comer gato por liebre a los lectores, cosa muy difícil en espíritus librepensantes y avisados.
Si Ud., improbable e hipotético lector de estas líneas, aún no conoce la narrativa de JIMÉNEZ URE, busque en la primera librería que encuentre a su paso una antología de sus cuentos o una de sus novelas. Para comenzar, Aberraciones o Dionisia no estaría mal: dos libros paradigmáticos que expresan, en su máximo esplendor, la Estética de la Podredumbre, del Apocalipsis, de la Tanatocracia, del Mal como único tema digno de ser tratado literariamente.
(En los diarios El Impulso, Barquisimeto, Julio 16 de 1966; y Frontera, Mérida, Venezuela, Marzo 13 de 1997)
(II)
CUENTOS ABOMINABLES
(Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1991)
Abominables titula Alberto JIMÉNEZ URE su más reciente libro de cuentos, o relatos cortos. Gracias a la gentileza y gesto de solidaridad intelectual del autor, podemos tener acceso a uno de los discursos narrativos más fascinantes (por su naturaleza fantasmática, pero no exclusivamente por ello) que se han propuesto en el panorama ya bastante poblado de la prosa corta venezolana: representada por escritores nacidos en la «Década Turbulenta de los Años 50».
De los doce relatos que conforman el libro, sólo conocía dos. El primero bajo con denominación un tanto imprecisa: El ano antropófago. Debió titularse, más bien, El ano falófago. Este cuento lo leí en Imagen (revista que publica el Consejo Nacional de la Cultura, CONAC, en Caracas). El segundo que ya conocía lleva el título de Francotirador, cuya copia del original me hizo llegar el autor (mantenemos una relación epistolar desde hace –aproximadamente- dos años)
El primer cuento incluido en este volumen, sugerentemente titulado El Zoológico de Pirandelo, insinúa una audaz fusión entre lo que podríamos denominar la chata y vulgar esfera de lo real dado («Hotel Los Páramos», por ejemplo) y el mundo imaginario individual del narrador. Sería más apropiado decir, cortazarianamente, «el universo del bestiario». Véase las invenciones de JIMÉNEZ URE al respecto: el búhohombre, el búhoniño […]
Leyendo los relatos de JIMÉNEZ URE uno siente estar en presencia de una especie de taumaturgo de la palabra, o de un demiurgo alquimista del verbo. Y, si cupiera duda respecto a esto último, ahí te va, lector, ese puzle a guisa de ejemplo: […] próceres impresos, máquinas de rodamiento, falotración anal, vidrioreflejo, multiaudifonovocal, claustromóvil […] Toda esta andanada (exhibición) de una prodigalidad ostentosa «neo-logística» revela una envidiable búsqueda, y un esfuerzo por crear un arsenal lexical procedente: quizá, de un estado «alucinatorio» por demás «alucinante», que emerge de un psiquismo ficcional entroncado –inevitablemente- al inimitable Mundo Borgiano.
En una ocasión, dije que JIMÉNEZ URE no tiene vocación de «saludador» ni de «apologeta de de la pudibunda y asqueante (vomitiva) moral judeo-cristiana». Y, en este libro que comento, lo testimonia del modo más herético. Una brevísima cita basta para corroborar lo anteriormente afirmado: «[…] La junta médica y la pareja Pirandelo creyeron conveniente eliminar a la bestia. Empero, súbitamente, fueron acusados de impíos por el sacerdote que solía oficiar las extremaunciones a los burgueses que elegían morir en la Clínica Virgen del Carmen […]» (Ob. cit., p. 08)
Más adelante, sentencia el autor que «[…] la Iglesia es una institución proclive a justificar las abominaciones más inimaginables […]» (Ibídem). Y es que, históricamente, se han cometido más crímenes «de lesa Humanidad» en nombre de la «Fe Cristiana» (el lector «culto» revise las cruzadas hacia la toma del «Santo Sepulcro» durante los siglos IX-XIII) que bajo los estandartes y emblemas deleznables de las ideologías. Aunque Fe e Ideología son dos máscaras (correlatos) de un mismo y único rostro bárbaro con apariencia civilizada. Es –precisamente- esta última duplicidad moral («maniquea») la que logra, magistralmente, pulverizar JIMÉNEZ URE con sus Cuentos Abominables.
(En la revista El Reportero N0. 07, Mérida, Venezuela, Diciembre de 1991)
(III)
BREVE VISITA A LUXFERO (Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1991)
Me despierto después que el lexotanil ha hecho su efecto tranquilizador y somnífero. Son las 3 am. Extiendo mi diestra hacia la cama contigua que está en mi habitación: pues, confieso que, por dejadez mía, aun tengo por biblioteca una desvencijada cama que sirve de repositorio de mis poquísimos libros y unos cuantos periódicos dispuestos al azar. El gesto aprehende a Luxfero, segundo libro de poesía de JIMÉNEZ URE. El primero fue un bello texto titulado Trasnochos, nombre de una columna de opinión que el escritor mantuvo durante años en El Nacional y que fue publicado por la Gobernación del Estado Mérida (1989)
A propósito de Trasnochos, en cierta ocasión afirmé «[…] que la poesía filosófica, o filosófica poética de Alberto JIMÉNEZ URE testimonia una endemoniada lucidez para proclamar el derrumbe de puntuales verdades: que no por ser específicas exoneran la quiebra de los más prestigiosos y no por ello menos falaces absolutos […]»
Revisando el sumario de Luxfero (hecho de azufre y tinta) nos encontramos con XXXVI poemas que muy bien podrían denominarse Incendios Líricos: porque, leyendo algunos de ellos –intentos para lograr un poema, creo que así le habría gustado al autor que llamásemos sus belcetenebros versos- siente uno una quema por dentro y ese algo quizá sea el promontorio de falsas verdades o imbecilidades ataviadas con la palabreja «kistch», insípidas y desteñidas que nos producen lo que quería el autor de Le Cimitiére Marine (Paul VALERY): El encantamiento del Mundo por la palabra poética.
La de JIMÉNEZ URE, lo he dicho, «[…] es una experiencia estética profunda y reflexiva […] Su discurso poético reduce al máximo (diríamos que elimina) el carácter descriptivo»: se hace sobrio (pero, en verdad, ¿hay sobriedad en estos poemas blasfemos e iracundos, llenos de malditismo?), sintético. Todos los poemas tienen una impronta lacónica, a la vez que un rasgo altamente connotativo. Parafraseando a Naudy Enrique LUCENA:
«[…] Es una poesía donde se propone (sin proponérselo) una subversión a la Lógica del Lenguaje Cotidiano para instaurar una sintaxis luciferina al estilo niestzcheano, sadeano, shopenhaueriano, ciorianiano, et. […]»
JIMÉNEZ URE identifica los rasgos esenciales de su poesía logrando asir los hilos de la alienación universal y develando el uso enajenado de ciertas seudo-estructuras poéticas para restituirle el «[…] estatuto ahiestésico que exigir debe el poema […]. Con Luxfero se denuncia la propia y oculta podredumbre de las instituciones sociales, morales, represivas, lo cual le otorga una mayor significación y amplitud al discurso poético. Si el Cristo dijo «Yo soy el camino, la verdad y la vida», Alberto JIMÉNEZ URE lo espeta con una no menos desgarradora sentencia: «Acaso no fue por el poder del Mal que el Hombre surgió/En parto abrupto frente a una Naturaleza perpleja:/Acaso no soy hijo del Demonio que, con su pensamiento,/Inventó las calamidades contra el aburrimiento./Acaso no soy, igual, progenitor de una criatura diabólica/Por cuya causa el Mundo cuenta con un explosivo más./Acaso no soy (Luxfero) Lucifer: es decir, el que la luz lleva».
Creo que, después de este poema, no estoy en disposición de agregar una tilde, ni un punto, ni siquiera una coma. Este poema debería ser el exordio a los futuros catecismos y, por consiguiente, ser divulgado hasta los más apartados confines de la carroña cósmica.
(En la revista El Reportero N0. 07, Mérida, Venezuela, Diciembre de 1991)
(IV)
ESTÉTICA DE
LA PODREDUMBRE:
UNA APROXIMACIÓN A LA OBRA NARRATIVA DE JIMÉNEZ URE
[El presente trabajo es el texto completo de una conferencia que, contratada por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), dictó RATTIA en distintas ciudades del país durante el año 1993. También se utilizó como material de apoyo para un «taller literario» sobre la obra de JIMÉNEZ URE, igualmente promovido por la citada institución cultural del Estado Venezolano]
Desde Acarigua, escenario de espectros (1976) hasta Dionisia (1993), suman alrededor de 16 libros los que conforman la obra abierta de Alberto JIMÉNEZ URE: prolífico y denso escritor que hoy nos ocupa la atención, especialmente en lo que se refiere a su narrativa, porque él es también –y con no menos fortuna- un agudo y penetrante ensayista y poeta de reconocida trayectoria.
Cuando se me pidió especificar el «género literario» sobre el que iba a disertar, pensé en el narrativo: porque, de todo lo publicado por él hasta ahora –y que yo conozca- 10 textos han sido consagrados al «Relato Corto». Y la Novela es un universo al que JIMÉNEZ URE se ha dedicado con inusual ardor, sin descuidar su impecable «cuentística». Ello es indicativo de una mayor entrega a la prosa. Es por eso que hoy vamos a hablar del narrador que es JIMÉNEZ URE.
En 1992, la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes le edita una compilación de sus cuentos intitulada Suicidios que, a la sazón, provoca una pequeña conmoción en los círculos literarios y –especialmente- en los ambientes de Mérida: ciudad donde reside el escritor desde hace mucho tiempo.
Tengo la impresión que Alberto JIMÉNEZ URE irrumpe en el escenario de la Literatura Venezolana con una voz y una escritura bien decantada, trabajada pacientemente al calor de una asombrosa dedicación al lenguaje: al estilo, la «arquitectura interna» de la obra, a la «estructura formal» del texto literario. Eso advertí cuando lo leí por primera vez. El primero de sus volúmenes de ficciones que tuve entre mis manos fue –precisamente- Suicidios. Confieso un impacto que aun no ha cesado: al contrario, todo el que se acerque a esta singular creación verbal de JIMÉNEZ URE quedará padeciendo «una marca psíquica» que (no puede ser de otro modo) irá in crescendo en la medida que se le vaya leyendo y penetrando los intersticios meta-lógicos de una indiscutiblemente insólita narrativa.
En 1989, sostuve que el único dogma, la única ortodoxia, esto es, la única «religión» que se podía encontrar en este escritor era el desacato y la irreverencia: la «herejía», el «tremendismo» del diletante que escupe el rostro de la «Academia» y se burla, con brillo inusitado, de la filosoficación sistemática y de la frondosidad argumental. Muchos lo intentan, pero se quedan a mitad de camino. Creo que JIMÉNEZ URE vive una especie de psitacismo permanente al servicio de la Literatura. Hay que estar bajo un singular estado de gracia o tocado por un espectro-ente del Bien y el Mal para concebir situaciones «paranormales» o «supra-normales». Simultáneamente controlados, con segura autonomía, los hilos de toda narración larga (para el caso de la Novela) o galvanizando la anécdota que le da vida propia al Relato Corto (género donde nuestro escritor ha demostrado una excepcional maestría narrativa)
Refiriéndose a la narrativa de JIMÉNEZ URE, algunos críticos literarios (como Gustavo GUERRERO) disciernen en la narrativa de JIMÉNEZ URE una notable influencia de Lewis CARROL o una fuerte similitud con el escritor francés Alfred JERRY.
No descarto alguna influencia literaria en la obra de Alberto. Es más, él ha sostenido que el «Paradigma Estético Griego» es un punto de referencia importante en el desarrollo de sus propuestas literarias, y, básicamente, en relación con su singular manera de narrar los encantos de la imaginación. Pues, como lo dijo Harold BLOOM: «[…] La angustia de las influencias es inevitable […]». Al fin y al cabo, el inconsciente colectivo es de todos y de nadie, según gustó decir NIETZSCHE. A JIMÉNEZ URE, la crítica literaria suele calificarlo (encasillándolo) como un escritor fantástico y de lo absurdo. En realidad, el poeta moviliza la escritura de la vida y la autotélica vida de la escritura: porque la existencia, a decir verdad, es todo eso y mucho más.
(En el Diario de Caracas, Diciembre 06 de 1993)
(V)
DIONISIA
[Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, 1993]
Desde PITÁGORAS hasta Renato RODRÍGUEZ, pasando por EPICURO, SHOPENHAUER, HEIDEGGER. En un país ficticiamente real, que bien pudiera ser el nuestro, arma este heterodoxo escritor una «distopía» (Reino del Mal) refutando todos los relatos que han alimentado las vanas esperanzas del Homo Sapiens, desde que el primer «pitecántropo» decidió reflexionar sobre su inevitablemente trágica condición social, moral y existencial.
Puedo decir, sin mucho riesgo a equivocarme, que JIMÉNEZ URE es un auténtico moralista, en el sentido que le otorgaron al término un LA BRUYÉRE, un PISAREV o un CHAMAFORT en el siglo pasado; a saber: auscultador del alma humana; de su gloria y su abyección, sus cielos y sus infiernos.
Conversando con el autor de esta novela, le inquirí sobre su impresión general acerca de la misma y posible relación con el resto de su obra. Por toda respuesta, él discernía una especie de «dupla literaria» o «dístico» en Aberraciones-Dionisia.
Ciertamente, el lector atento no podrá evitar encontrar en Dionisia hermafroditismo, bisexualidad, promiscuidad, ninfomanía, alteridad psíquica. Esta novela es un himno destruido, pese a que en ella se evoca el shopenahueriano Arte del Buen Vivir. En ella, todos los personajes están sellados indeleblemente por el Mal y la ofuscación: «[…] Yo nunca había sentido tanta indignación […]», sentencia el personaje principal de esta obra literaria. En Dionisia, el lector encontrará un extraño culto a las erecciones fálicas. Acaso no lo hacían las antiguas culturas: la egipcia, babilónica, e, incluso, la africana.
Los personajes se revuelcan en el semen de un demiurgo que sacraliza la perversión y la promiscuidad, el suicidio es puesto a la orden del día y el crimen («homicidio») es tan normal que quien no lo ejecuta es visto como un extranjero: esto es, un extraño.
En esta novela se demuele a gusto el monoteísmo, y se eleva lo mundano al rango de religión. Hay, en estas páginas, una irrefrenable vocación irreverente. Me atrevería a decir que esta novela de JIMÉNEZ URE patentiza una estética escritural «laica-herética». Cuidado si no porta el cisma y la ruptura en su propia interdicción.
En una ocasión, Arthur Shopenahuer afirmó «[…] que su libro El Mundo como Libertad y Representación le fue dictado por el Demonio, en una sola noche […]». Es probable que esta novela sea el resultado de una especia de psitacismo. En otras ocasiones, he sostenido que Alberto JIMÉNEZ URE es un taumaturgo de la palabra, un alquimista del verbo. De facto, es ello: su extraordinario dominio del lenguaje lo ha colocado en la primera línea de la más pura Literatura Venezolana e Hispanoamericana. JIMÉNEZ URE es, en mi opinión, el último de los narradores metafísicos, un saurio de la imaginación insomne, un a-racional lúcido y despierto que sueña realidades y nos ofrece lo realmente imaginario como tratándose de algo pensado por nosotros mismos. Veamos lo que el autor dice de si mismo: «[…] Mi religiosidad no había sido un nefasto idilio con lo desconocido que se me presentaba, súbitamente, apocalíptico. Admito que nunca experimenté algo sagrado en mí […]»
(En el diario Panorama, Maracaibo, Venezuela, Mayo 25 de 1993)
(VI)
LA POÉTICA DE
JIMÉNEZ URE
[Sobre el poemario Aciago. Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1995]
Me ufano de ser, junto con Juan LISCANO, Gustavo GUERRERO y Fernando BÁEZ, un vicioso e irremediable lector y estudioso de la obra literaria en marcha de este suficientemente ponderado valor de las letras nacionales. A JIMÉNEZ URE se le conoce más y mejor en el exterior que aquí, en Venezuela. Su literatura ha sido acogida, cálidamente, en unas veinte revistas y suplementos literarios de altísima factura internacional. Es más conocido también como narrador y ensayista que como poeta: sin embargo, conociendo su vasta producción literaria como la conozco, puedo dar fe de la estatura intelectual y lírica de este poeta residenciado -desde hace más de veinte años- al pie de las serrarías merideñas.
Efectivamente, la compleja «urdimbre» de la Poética de este bardo venezolano se teje minuciosamente desde una profunda perspectiva filosófica: que hinca sus raíces en la luminosa noche civilizadora de la Filosofía Griega presocrática.
Hace poco, la Universidad de Los Andes publicó un estremecedor libro con un aterrador título: Aciago. Hay repulsiones que seducen, y tal es el caso del libro que ocupa mi atención. JIMÉNEZ URE posee una extraordinaria visión estética de la «podredumbre» y de lo «catastrófico-apocalíptico» evidenciado en los cioranianos títulos de su obra abierta y en movimiento: Suicidios, Maleficio, Aberraciones, Epitafios, Luxfero, Macabros […] Sin comentarios.
Alguna vez, conversando con el fallecido filósofo argentino Ángel J. CAPELLETTI, me confesó su escepticismo con relación al menguado horizonte que se vislumbra en nuestro país a propósito de la elaboración de poesía de raigambre filosófica. No es muy difícil constatar, hoy, lo que avizoraba nuestro extinto filósofo. Sin embargo, JIMÉNEZ URE constituye una «rara excepción» que viene a confirmar el aserto de nuestro inolvidable amigo. Aciago es la impecable continuidad de un espléndido intento de difundir los cimientos de un «Ars Poética» que tiene sus antecedentes en textos anteriores del autor: Trasnochos (poesía) Luxfero (poesía) Lucubraciones (poesía).
La aristocrática formación literaria y humanística del autor de Aciago se transparenta en la desgarradora confesión que la nerviosa prosa, y la contenida respiración del largo «poema fragmentado» (como gusta llamarlo el escritor) reflejan a dramáticos intersticios. En la contraportada de este luciferino poemario, el eximio Juan LISCANO dice:
«[…] Cada vez perfecciona más su empeño en sorprender, descolocar, golpear mediante el absurdo y lo irracional, lo obsceno y lo hiperrealista […] Con independencia de su postura literaria y de su temática, la producción de JIMÉNEZ URE se inscribe dentro de la rebelión yoica y ofrece valores espirituales que merecen consideración especial […]
Alguna vez dije que este escritor testimoniaba una endemoniada lucidez a través de sus reflexiones escriturales: además, sostuve que, quienes nos acercábamos a su obra, teníamos que estar dispuestos a resistir las tentaciones de una escritura fascinante que patentiza ansias de trascender los límites y el ámbito de lo libresco. La poesía de este «forjador de universos paralelos» se me antoja hija legítima de un sui géneris «molde filosófico», sin parangón en los últimos cincuenta años de poesía venezolana. Este poeta identifica los rasgos esenciales de su poesía logrando asir los hilos temáticos en la alienación universal, develando el uso enajenado de ciertas seudo-estructuras poéticas para restituirle el «estatuto de antítesis» que exigir debe el poema.
El arte verbal contenido en Aciago no hace concesiones de ningún tipo al ksitoh post-modernista ni al bodrio trans-vanguardista. Los versos que lo integran son lacerantes, angustiosos y «angustiantes gritos» de celebración del quehacer intelectual del bardo, única forma racional de escapar a las garras del desarraigo, la soledad, el desamor, la pérdida de los seres amados, la tentación del suicidio, el cultivo de la blasfemia, lápida, el epitafio punzante, el aforismo, la sentencia, el Anatema Exceraton, el estilo herético y heterodoxo como ínfulas propias y legítimas para alcanzar la sublimación de la obra de arte. El autor de Aciago escribe para «no cortarse las venas», para «postergar la cicuta», para espantar «la tentación de volarse la tapa de los sesos». Son treinta poemas (en realidad es uno solo) de ácida y corrosiva desesperación. Encuentro un digno linaje con NIETZSCHE, un cierto parentesco con textos perdidos de Empédocles, una secreta familiaridad con poetas que nunca existieron y que pudieron expresarse mediante la voz de éste singular seda de acendrado lirismo filosófico.
En el diario El Globo, Caracas, Venezuela, Junio 23 de 1996)
(VII)
REVELACIONES
[Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1997]
Aunque el autor lo niegue, tengo la impresión de leer un libro dictado por Lucifer en las madrugadas de un impertinente insomnio acicateado por feroces depresiones y profundas fallas en la geología del espíritu del poeta.
Con la benévola anuencia del lector, voy a permitirme reseñar aquí lo que me gustaría denominar «percepciones literarias» de un libro como pocos abundan en el panorama de la creación poética venezolana de los últimos tiempos. Se trata, efectivamente, de Revelaciones (Edición del «Pen Club de Venezuela», Caracas, 1997) ¿Qué más señas para el lector interesado en adquirir un ejemplar de este auténtico pandemonio de satanismo lírico?
Como asiduo lector de la obra en marcha que viene ejecutando Alberto JIMÉNEZ URE a lo largo de su ya dilatada práctica escritural, pienso que las «aclaratorias» contenidas en el pórtico están demás. Me explico: ¿quién no sabe, en este país, que JIMÉNEZ URE es un heraldo atormentado por los más candentes temas de la poesía de raigambre filosófica? El que conozca algún libro de poesía de este singular bardo de las letras nacionales, a poco que se adentre en él, no tardará en advertir que la multitemática preocupación del escritor aborda esferas tan trascendentes de la existencia humana como: «Dios como reverso del Diablo»; «el sinsentido que comporta el curso más o menos normal de la especie humana por nuestra miserable carroña cósmica»; «la urgencia de persuadir a las futuras generaciones humanas de la legitimidad de abolirnos por nuestras propias manos, tan pronto tengamos conciencia de la inutilidad del Ser»; «el Mal como iluminación para la redención ética y estética del individuo consagrado al cultivo de la belleza»; «el anticlericalismo radical como conciencia lúcida ante la infección del dogma fundamentalista, sea este teológico y a-teológico»; en fin, la poética de JIMÉNEZ URE es genuino desacato a todo autoridad. En Revelaciones se transpira un aire de intenso lirismo ácrata, una especie de acentuada vocación libertaria, o, mejor dicho, anti-autoritaria por antonomasia. No sé, pero pareciera que JIMENEZ URE fuera un «anarquista de Derecha», si tal cosa pudiera ser.
Lo que si queda evidenciado, al trasluz de una reiterada lectura de Revelaciones, es su insistente afán por resguardar de las acechanzas del poder, en sus más heterogéneas formas, los espacios vitales del librepensamiento. Pudiera decirse que este escritor discierne una intrínseca relación entre el Poder, como máxima expresión de la acción, en tanto que materialización de la alienación o enajenación. No obstante, de igual modo, el reconocimiento que hace el poeta del símbolo y la imagen metafórica como concisión de posibilidad para la «auto-emancipación del Ser»; el poeta es enfático al afirmar que la Palabra antecede a las palabras, el Verbo adquiere en sui géneris carácter fundacional. Es como si todo lo imaginable pudiera, en consecuencia, sugerir o producir uno o múltiples sentidos: de allí la naturaleza polisémica del verso-librismo de este aeda.
Que JIMÉNEZ URE es un «parricida», bueno, si; a qué negarlo. Acaso la irreverencia iconoclasta y malditista de la prosa poética ureana no lo distingue de la abominable horda de idólatras, aduladores, lamesuelas del poder instituido que –para escandalizar ingenuos- invoca el Bien de una entidad espuria que porta en su interioridad su antítesis negadora y/o superadora. Dicho en palabras de José Antonio RAMOS SUCRE: «El Bien es el Mal menor». Expresión lacónica, pero definitiva y lapidaria que el autor de Revelaciones suscribe en su íntegro y cabal sentido filosófico y literario. Con razón los «marxistas» de este país alguna vez quisieron llevar «a la hoguera, en plaza pública», a este hereje de la Literatura Venezolana. Ahora, leyendo este libro de poesía, confirmo su «adhesión incondicional al Supremo Proyecto de Extinción» (ob. cit. p. 19)
(En el diario El Impulso, Barquisimeto, Venezuela, Octubre 31 de 1997)
(VIII)
SOBRE LA NOVELA ADEPTOS
[Edición del «Fondo Editorial» Fundarte. Caracas, Venezuela, 1994]
Acaso, ¿es casual que la novela Adeptos (del escritor venezolano JIMÉNEZ URE) tenga 33 capítulos, número cabalístico-crístico, y se desparrame en 69 páginas, cifra erótica-kamasutrica, orgiástica, redentora de las pulsiones vitales del Ser?
Adeptos es una novela cuasi «bilingüe» (Inglés-Español) que ambienta su trama narrativa en los «Campos Petroleros» del Estado Zulia (Venezuela), y cuyos personajes acusan las más perversas «patologías» que el Ser Humano pueda experimentar. JIMÉNEZ URE diseña estructuras psíquicas absolutamente desquiciadas por desgarramientos internos: que nos dan la impresión de asistir a la observancia de personajes con heridas hondas en sus almas, seres sicóticos que, al decir del propio autor, «practican la Prognosis» (conocimiento adelantado de la Realidad), la «Palingenesia», «Metempsicosis» y otras «hierbas» de origen budista.
Es curioso: hasta donde conozco la narrativa de Alberto JIMÉNEZ URE, todos sus personajes creados son individuos «out sider» que, sin embargo, juegan una especie de «jeux du jeux». Si se me permitiera calificar este tipo de juego, sin duda lo definiría como «Ludismo Macabro. Johan HUIZINGA lo llamaría «[…] la danza de la muerte […]»
La escritura que nos propone J. URE en Adeptos, sin ser de todo «culterana», es culta y aborda los más candentes temas y preocupaciones de la Filosofía Antigua y Moderna. Por esta novela transitan individuos dignos, del «más puro linaje estoico», aunque, por fuerza de una extraña dialéctica, terminan «mutando» en epicúreos y desahuciados de tanta «meditación»: «incomunicación y «tragedia». Si leemos con detenimiento y debida atención, esta novela puede advertir la irrevocable «vocación suicida» de los personajes jimenezureanos acicateados por ineludibles náuseas, angustias, desesperaciones, tristezas e impotencias que anulan la capacidad volitiva de los mismos.
La fantástica, sorprendente y pródiga en sutilezas imaginación del autor erizan las zonas más neurálgicas de nuestra psique. Sospecho que tal maestría narrativa le viene de leer, con fervor, a, entre otros: DOSTOIEVSKY, POE, SHPOENAHUER, escritores y filósofos de los cuales el autor de Adeptos no tiene empacho en reconocer su filiación estética y filosófica.
Los ejes referenciales de la topología de Adeptos rielan por coordenadas que van desde Harlingen (Texas State), pasando por los exclusivos Campos Petroleros del Estado Zulia y hasta llegar a la bucólica ciudad de Mérida (Venezuela) que hace un cuarto de siglo abrigaba a los más osados «hongueros apasionados»: también a muchos adictos al «Haschis», la «Mescalina», al «Ácido Lisérgico» (LSD), el «vino» y la «cerveza». JIMÉNEZ URE configura una auténtica república de legionarios báquicos, de propagandistas «dionisíacos», «epicúreos post-modernos», «filósofos del tedio y desidia», «militantes de la speed». No deja de seducirme el modelo de «ciudadano del futuro» que propone el autor a la Humanidad. Individuos emancipados de los extremos y de la modestia, simultáneamente. Seres evolucionados, psíquicamente aptos para asumir plenamente (y con inaudita responsabilidad) la decisión de «matarse» cuando así lo consideren pertinente.
Discierno una cierta relación de parentesco intelectual entre J. URE y el último cátaro de las letras francesas: CIORÁN. No olvido la «veneración» del autor de Adeptos hacia Artur SCHOPENAHUER: ese egregio exponente de la auto-abolición de la Especie Humana como remedio a la peste maldita de vivir. El país-literario conoce, ampliamente, las posturas filosóficas-estéticas-suicidas del escritor JIMÉNEZ URE. Nadie -como él- ha adoptado una actitud tan valiente con relación a la muerte por propia mano. Siempre leo sus argumentos, los cuales bogan por la despenalización del suicidio. En este siglo, no hay un escritor más iconoclasta e irreverente: ha roto todos los fetiches sacros, y a quienes idealizan e idolatran la legitimidad de la existencia y la miseria de la condición humana. Desde luego que hacía falta, entre nosotros, una pluma deletérea y corrosiva: que volviera añicos ciertos cánones y esquemas anodinos-exangües.
La contribución formal, los aportes sustantivos, que hace el escritor a la Narrativa Latinoamericana de Fin de Siglo es, por demás, evidente: en cada libro de relatos, en cada novela del esteta de la palabra el lector puede encontrar una huella distintiva que lo caracteriza y singulariza cualitativamente. Muy distante de la mímesis la fulgurante prosa de este señor de la imagen escrita y -como contrapartida dialéctica- muy cerca (diría que en el centro) de la Poiesis: esto es, de la creación y recreación del mundo por la palabra.
En cierta ocasión afirmé que el carácter, o, mejor digo, la naturaleza léxica de este demiurgo del verso posee una asombrosa e inédita morfología que le asigna el estatuto de peculiar originalidad. Apuesto, una vez más, por la prosa de Alberto JIMÉNEZ URE: y desafío a los lectores a que se atrevan a leer una escritura gramatical y morfosintácticamente pulcra y decorosa, que forma parte del árbol genealógico más genuinamente «aristotélico» de la Creación Literaria Continental e Iberoamericana. Parafraseando a RAMOS SUCRE, cuando reclamaba para sí la homonimia de LEOPARDI como su igual, podría decirse que JIMÉNEZ URE y Renato RODRÍGUEZ conforman la dupla literaria (por excelencia) más atrevidamente herética: por lo cismático de sus propuestas narrativas: en el curso de las últimas tres centurias, en lo que se refiere al «Ars Narrativa» finisecular de habla hispana.
Si lo sencillo no es, obviamente, lo simple (puesto que la sencillez es la máxima expresión artística de la profunda hiper-complejidad), entonces JIMÉNEZ URE tiene pleno derecho a estar al lado de: LOVECRAFT, PROUST, BALZA, CARPENTIER, GARMENDIA, VIAN y toda esa pléyade de ilustres [des]conocidos que representan el Sagrado Patrimonio Literario y Artístico de la Humanidad que cree en su auto-afirmación mediante la auspiciosa y fecunda imaginación verbal.
(En el diario El Universal, Caracas, Venezuela, Octubre 16 de 1997)
(IX)
CUENTOS ESCOGIDOS
[Edición de Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 1998]
Un acierto inobjetable es la afirmación que trae la contraportada de esta antología personal titulada Cuentos Escogidos, que publicó la más importante empresa editorial oficial venezolana, Monte Ávila Editores Latinoamericana, al proclamar que «[…] la obra cuentística de JIMÉNEZ URE constituye un caso especial en la literatura venezolana; al evolucionar al margen de las corrientes literarias dominantes, ha logrado crear un universo propio, signado por el absurdo, la irrupción de lo fantástico en el mundo real y cierto énfasis en los elementos grotescos y escabrosos de la condición humana […]»
Efectivamente, tal y como lo he sostenido en innúmero de oportunidades, JIMÉNEZ URE se ha venido ganando, a fuerza de una diabólica entrega absoluta a la escritura, un significativo espacio dentro del extenso y complejo mapa de la narrativa finisecular hispanoamericana: que lo sitúa como un sui géneris escritor, «seguidor discipular» de Jorge Luis BORGES, por citar un ejemplo ilustrativo. Nadie como este terrible intelectual para erigirse en excelente cuentista, y en no menos brillante novelista, sin que ello vaya en el más mínimo desmedro en sus innatos dones para el cultivo de la Poesía.
Desde que entré en contacto con la espeluznante y maravillosa escritura de este «poeta de la sombra», confieso haber quedado prendado a sus fulgores verbales, al hechizo de una prosa fina y delicada, pero que traduce lo más abominable e infame de la naturaleza humana. La escritura de JIMÉNEZ URE logra descender hasta los más nauseabundos escombros que subyacen en las tenebrosas simas de la aborrecible especie humana. Por ello, entre muchas otras razones, afirmo que este señor es un poeta terrible.
Un cinismo altamente intelectualizado. Y una ironía finísima, por entre las atrevidas e iconoclastas páginas de una disposición anímica para narrar: que puede dejar estupefacto al lector no advertido suficientemente. Si uno se adentra por los laberintos de la prosa jimenezureana y no adopta las previsiones estéticas que el rigor del caso exige, puede, fácilmente, aterrizar en el «país del infierno» o «de la locura»: por qué no, del desquiciamiento de la moral oficializada. La misma figura sacralizada del escritor, como paradigma de la bondad y de exponente de unos nuevos valores éticos, es sometida al escarnio narrativo dejándonos –a los lectores- un sabor a bilis en la boca y execración.
El suyo, es un universo ficcional signado por lo pesadillesco, que urga en las llagas purulentas de una conciencia profundamente lastimada por heridas que causa la Ley: con sus corolarios de lamentaciones y normas, que instituyen el asco y la pestilencia ahí donde, por naturaleza divina o terrena, debería reinar la reconciliación (apocatástasis) y la armonía del Ser con su entorno. Y, con él mismo para trascender las endebles fronteras de lo epifenómeno y alcanzar, por fin, el tan anhelado deseo de «Homo Sapiens», la auténtica y genuina liberación. De allí el componente catártico que poseen los cuentos de JIMÉNEZ URE. Aunque parezca paradójico, Cuentos Escogidos es altamente «terapéutico»: pues, ayuda a sobrellevar el pesado fardo y el hastío de los días que corren.
Alguna vez catalogué la prosa de este escritor como «Estética de la Podredumbre» y hoy, diez años después, continúo sosteniendo que JIMÉNEZ URE narrador-poeta-filósofo es un «demiurgo del Mal», en el estricto sentido literario que le asigna George BATAILLE en su –espléndida- disertación filosófica.
Las temáticas ficcionales que postula este escritor, a lo largo de su extensa y dilatada obra cuentística se inscriben, a mi parecer, en la sabia tradición de los «moralistas» de siglos pasados como: CHANFORT, Jhonatan SWUIFT, LA ROCHENFOUCAULD, LEOPARDI y otros escépticos que escrutaron los abismos inefables del Ser. El narrador confecciona una genealogía de máscaras escindidas, individuos «psiquiatrizados»: que viven, permanentemente, obsedidos por una noción de la realidad paranormal, esquizoide. Tal pareciera que los personajes creados por el escritor viajaran en el barco que los antiguos llamaban «navis stultisfera». Como si esas teratologías meta-literarias nacieran con la impronta de una enfermedad no diagnosticada por Hipócrates URE.
Un enfermizo psiquismo se enseñorea de los personajes que habitan la casa de la delirante imaginación que marca la singular escritura del poeta. Los cuentos más espeluznantes y, por ello mismo, más deliciosos y atractivos, nos dibujan una trayectoria ascensional que, bien observada, podría conducirnos a unos topos ureanos de raigambre dostoievskyana. Se transpira mucho pesimismo con respecto a las posibilidades estéticas de la especie humana, en el itinerario del discurso de JIMÉNEZ URE; es tal el escepticismo filosófico de este autor que, en no pocos relatos de esta antología, cierta «misoginia» radical termina imponiéndose en los ambientes temáticos. Ello no debería sorprendernos, habida consideración de los antecedentes apologéticos que han caracterizado al autor con relación a su postura respecto a la legitimidad, y pertinencia, de la «auto-abolición» de la Humanidad. Y es que este escritor no es de esos pusilánimes y timoratos de los que tanto abundan en nuestro país; al contrario, de corajudo es el temple de su escritura, que se pone de manifiesto en la confección de fantasmáticos relatos: donde, inclusive, no faltan las prácticas antropofágicas, cual si fueran rituales cotidianos.
(Diario Frontera, Mérida, Venezuela, Abril 25 de 1998/Diario El Universal, Caracas, Venezuela, Abril 27 de 1998)
(X)
VOLVER A LUCÍFUGO
[Edición de Fundacultura, Barquisimeto, Venezuela, 1983]
En 1983, el «Fondo Editorial Lara» (adscrito a «Fundacultura», de Barquisimeto) tuvo el atrevimiento literario de apostar por publicarle la primera novela al escritor Alberto JIMÉNEZ URE. El autor fue osado al intitular Lucífugo (que significa «el que huye de la luz») su primer relato de largo aliento. Hoy, con la relativa objetividad que brinda la distancia de ese acontecimiento editorial, siento el imperativo categórico de volver a las páginas de ese inaugural ejercicio novelesco que le sirvió de impecable presentación en el nublado Panorama Narrativo Hispanoamericano del momento.
Según el «expediente literario» de este prolífico autor venezolano, Lucífugo es –cronológicamente- su quinto libro: destacándose entre una veintena de textos literarios forjados en el fragor del más minucioso cultivo del lenguaje narrativo. Y es que la literatura que propone este «solitario de las letras nacionales» da cuenta de una excelente –por lo acertada- incursión en las interioridades abismales, en las simas hondas de lo más oscuro del alma de la naturaleza humana, problematizando la legalidad y pertinencia de los más disímiles «géneros literarios». ¿Y aún existen tales adefesios preceptivos?
Yo, que me precio de haber leído, con inusual fruición literaria, la fecunda obra en marcha de este «reaccionario del pensamiento estético y político», puedo dar fe de su titánico afán por demoler las «fronteras» sutiles que separan artificialmente la Poesía del Ensayo y éste del Cuento o de la Nívola: tal como gustaba llamar a la Novela Don Miguel DE UNAMUNO.
Lo que, hasta ahora, conozco del autor de Lucífugo es un envidiable intento de pulverizar los géneros literarios. El lector que conoce la prosa de JIMÉNEZ URE advierte un raro dominio del «verso filosófico», de la escritura libre de ataduras genéricas.
El prologuista de Lucífugo no yerra al afirmar certeramente (no hay que temerle al Verbo) que el autor sabe cómo hacernos cómplices activos de sus juegos ficcionales, mediante el despliegue magistral de técnicas y procedimientos narrativos encantatorios que hacen pensar al lector estar en presencia de un narrador «en trance mediúmnico». En el pórtico de esta novela, el autor nos advierte que es la historia de un hombre que nunca halló la verdad de su vida, a pesar de poseer el extraordinario «Don de la Prognosis». Sin embargo, Lucífugo es mucho más allá que la atribulada existencia de Nomus Macedonio DE LA FORTUNA y de sus irresolubles conflictos existenciales o impasses metafísicos. En esta breve –pero densa- novela, el hacedor se sumerge en los insondables abismos y delirante-demencial psiquismo de unos personajes que ya anuncian, tempranamente, como centrales en la extraña saga jimenezureana. Tal es el caso de Anabella del libroDionisia, esa prodigiosa síntesis de fanático erotismo que conduce al lector a los predios de las más oscuras pulsiones deseantes.
Lucífugo ya anunciaba una escritura «moral», temible, que ha sabido sobreponerse a la gazmoñería pacata sin hacerle concesiones al hermafroditismo literario tan corriente en los cultivadores de la literatura banal y trivial.
JIMENEZ URE es implacable en estas cortas, pero incisivas, páginas: un lenguaje corrosivo recorre los intersticios argumentales de esta novela, en cuyas primeras páginas realiza una singular requisitoria a la sensibilidad finisecular: constatando que los finales de siglo han sido, siempre, desconcertantes. De esta forma, el autor suscribe el antiguo proverbio árabe que dice: «Los hombres se parecen cada vez más a sus tiempos que a sus padres».
Los rasgos característicos de los personajes concebidos y delineados por J. URE son, fenotípicamente, homolesbolíficos. Mujeres que ostentan rasgos marcadamente masculinos: «[…] expresión facial dura, hombros musculosos y un poco de bigotes […]». Kentucfield, geografía espiritual donde se desarrolla el acaecer imaginario, podría ser, perfectamente, la Mérida de hace más de dos décadas: un refugio de escritores, artistas y estudiantes; una ciudad fría y llena de gente joven en la cual la vida comercial gira alrededor de sus luciferinas y paradisíacas universidades.
Nomus Macedonio es un intelectual que trabaja en la Editorial de la Universidad de Logos (en Ciudad Parnaso) y desea estudiar Filosofía solitariamente: como suelen hacerlo aquellos que se entregan, reverencialmente, al cultivo y realización de la Sophia.
En esta novela hay de todo. La definiría como la «literatura del desasosiego». Por sus peligrosas páginas desfilan seres melancólicos, individuos que se sientan al frente de una máquina de escribir «idos», «lelos» en sus ingobernables tristezas, contemplando cómo las aves, en sus desesperados vuelos, pierden el control y se estrellan unas a otras. Un frío temblor invadirá a quien, sin suficientes armas intelectuales, se disponga a leerlas: porque campea el filicidio, el lesbianismo, la tentación de morir por mano propia, los tormentos y remordimientos de quien sabe «la fórmula» y no tiene el valor de ejecutarla. El autor de estas estremecedoras escrituras imagina unas «carniceras y aristotélicas fiestas» que sirven, eficazmente, a los pobladores de Kentuckfield como insustituible catarsis de purificación de sus más caros valores de coexistencia pacífica. El autor de Lucífugo es tan corajudo que ha declarado, en innumerables ocasiones, la pertinencia de limpiar la sociedad -mutatis mutandis- poniendo en práctica métodos similares a los que plasma en sus ficciones, los cuales suscribe plenamente (valga decir)
El mejor homenaje que puedo rendir al inventor de Lucífugo, luego de más de diez años de haberse editado, es revisar su fascinante mundo paralelo y celebrar -con verdadero júbilo- la valentía de un novelista que se atreve a desafiar los retos y límites que constantemente la imaginación está provocando a la Inteligencia.
(En el diario El Impulso, Barquisimeto, Venezuela, Septiembre 19 de 1998)
(XI)
SOY UN CLARIAUDIENTE
[Diálogo con el escritor
Alberto JIMÉNEZ URE]
«Mi Literatura responde a una concepción personal o método poético-narrarativo-ensayístico. Suelo verter extremo apasionamiento por la antítesis, el pensamiento y la invención de neologismos e imágenes»
JIMÉNEZ URE es autor de más de veinte libros, entre los cuales se comentan más: Aberraciones (novela), Abominables (cuentos), Adeptos (novela), Macabros (cuentos), Suicidios (cuentos, Dionisia (novela), Luxfero (poemas) y Revelaciones (poemas). «Monte Ávila Editores Latinoamericana», en coedición con la Universidad de Los Andes, editó su más reciente novela: Desahuciados. Combativo y combatido, dirige la revista de Arte y Literatura «ALEPH universitaria». La Universidad de Costa Rica aprobó publicarle la II Edición, ampliada, de Abominables. Ha sido parcialmente traducido al inglés y danés. Sobre su trabajo escritural se han publicado dos libros: Aproximaciones a la Obra Literaria de Alberto Jiménez Ure (1991, por Fernando Báez) y El Horror en la Literatura de Alberto Jiménez Ure (1996, un ensayo escrito en Buenos Aires por Luis Benitez) Presento a los lectores el resultado de un interrogatorio que le formulé vía e-mail.
Rafael RATTIA.- En Venezuela, tu has sido considerado un fiel exponente de la estética heterodoxa, irreverente, herética. ¿Aceptas la condición maldita de escritor de la sombra en el panorama literario nacional?
Alberto JIMÉNEZ URE.- No soy un escritor «maldito» ni pertenezco «a la sombra», ello aun cuando adhiera a «Quien la Luz Porta». Ocurre que mi estilo escritural, argumentos, juicios, ideas y pensamientos difieren, notablemente, de la mayoría de los hacedores venezolanos. Igual sucede que, por no formar parte del Funcionariado Cultural Nacional (privado o público), ni comulgar con sus hábitos, he tenido libertad para cuestionar cualquier acaecimiento literario que me parezca lesivo a la inteligencia comprometida con la probidad. También a esa burocracia corrupta, sedentaria y acomodaticia que se ha perpetuado en el Poder para enfermizamente pervertir todo cuanto toca. Durante años, los difamadores del ambiente literario nacional han propagado infinidad de comentarios que intentan perjudicarme en diversos ámbitos y generar terror hacia mi y mi obra.
R.R.- Tu narrativa, especialmente tu cuentística, revela casi siempre una obsesión absurdista de la existencia. Casi todos los personajes que pueblan tu universo narrativo son seres paranormales, esquizoides, proscritos de la vida. ¿Es esa tu visión del mundo?
A.J.U.- Mi percepción del mundo empeora cada vez más. En esta «realidad y tiempo» que experimentamos, la presencia de seres racionales o inteligentes luce abominable frente a lo que defino Principio Suficiente de Justicia Humana. Lo digo por razones que son del «dominio público»: desigualdad en las remuneraciones, asesinatos, apropiación de bienes colectivos, guerras entre naciones, violación de los Universales e Inalienables Derechos Humanos y exaltación criminal de la multiplicación de capitales. No admito que anónimas e internacionales empresas financieras dicten la vida y la muerte de los habitantes de la Tierra. No acepto que, a causa de fortuitas y arbitrarias leyes, unas personas reclamen mayor confort que otras: sean mejor remuneradas y más respetadas. Me produce felicidad tener visiones extrañas y escuchar revelaciones porque soy un escritor clariaudiente. Lo digo sin miedo a lo que puedan pensar de mí algunos imbéciles, para los cuales nada existe más allá de sus narices. Todo ello influye, tremendamente, en mi Literatura. Lo admito.
R.R.- El lector de tu obra «en marcha», advierte que la perspectiva espacio-temporal de tu propuesta literaria siempre desemboca en uan especie de Distopía o Utopía al revés. ¿Concuerdas con ello?
A.J.U.- En el curso de más de dos siglos, lo que ideólogos y pensadores tuvieron por Utopía culminó develándose como la Tesis post Tesis del Establecimiento. Hasta hace poco más de una década, la Utopía representaba el equivalente a la redención -mediante la ocupación del Cielo- que ofrecía el Cristianismo. En el campo del Realismo no Mágico, una «acción revolucionaria» redimiría a quienes se mantenían humillados y rezagados del disfrute de las riquezas del mundo. En el ámbito religioso, la inmortalidad del alma era el premio que ofrecían los ministros de Dios en la Tierra. Cuando, tras sangrientas guerras, se impusieron dogmas «revolucionarios» que ocultaban su verdadera naturaleza tras la faz de la Utopía, el hombre pobre comprendió que había sido timado por fablistanes de la Política. En relación a los feligreses, en momentos de dolorosa agonía suplicaron a Dios para que los salvara de la muerte y entraron -más temprano que tarde e irremediablemente- en ella. No se sabe de alguien que haya ido al Cielo y disfrute junto al Gran y Paradisíaco Padre.
«No soy adheso de ninguna ideología política o dogma religioso, pero creo que los hombres debemos entender que existe un Principio Suficiente de Justicia Humana: y él dicta que ninguno es mejor o peor que otro, que todos -perezosos, hiperactivos, brutos, pervertidos, delincuentes, mediocres, inteligentísimos, negros, blancos o amarillos merecemos vivir y morir sin que se irrespeten nuestros «Inalienables y Universales Derechos Humanos»
R.R.- ¿Te sientes un escritor solitario? A ti no se te conoce filiación literaria con grupos, sectas, cofradías burocráticas nacionales. Hasta donde se sabe, tu obra se ha ido fraguando al margen de cualquier institucionalidad cultural?
A.J.U.- Es cierto: mi único vínculo es con la Universidad de Los Andes, una vetusta y muy apreciada institución educativa que tiene más de doscientos diez años de fundada. Existe una gran diferencia en la forma como se dirigen las actividades literarias en las universidades, empresas privadas o instituciones del Estado como el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). No yerra quien piense que soy un escritor solitario, desligado -absolutamente- de mafias institucionalizadas y grupúsculos que anhelan sustituir a los oficializados. Soy, felizmente, un escritor refugiado en una casa de estudios superiores.
R.R.- ¿Cómo has logrado resguardar tu perfil identidario y tu autonomía política como escritor?
A.J.U.- Ha sido extremadamente difícil. Por intentar mantenerme incontaminado, he sido perseguido por envidiosos, traicioneros y cobardes cuyos nombres no revelaré: aparte de lo cual, hostigado, amenazado, excluido de importantes proyectos culturales y periodísticos (incluso universitarios, en mi área de trabajo), desestimado, descalificado, saboteado, denigrado y difamado. Se ha propagado que soy una especie de monstruo que produce una literatura lesiva. Me convertí en escritor por la voluntad del Impiadoso y Supremo Poder, por volición de «Quien la Luz Porta»: una entidad que condena al hospicio a mis adversarios y a quienes intentan colocar obstáculos en mi camino.
R.R.- Una de tus más polémicas novelas, Aberraciones, generó en las sensibilidades estéticas literarias pacatas una fuerte ola de anatemas, dicterios, invectivas y denuestos hacia tu postura filosófica. ¿Qué tienes que decirnos al respecto?
A.J.U.- Siempre sospeché que Aberraciones generaría prejuicios y rechazos. Todavía está por producir situaciones incómodas para mi, cuando sea masiva e internacionalmente difundida. Hasta este año, sólo lleva dos ediciones: las de 1987 y 1993. Una de ellas es universitaria. Ocurre que la distribución de los libros de la Universidad de Los Andes es limitada. Pese a ello, esa novela ha sido muy leída.
R.R.- ¿Merced a qué estrategia de trabajo «verbal-escritural» has logrado conciliar el lirismo poético con el arte de contar y narrar, en el entendido de que en toda tu Ars Narrativa subyace un asombroso univeso de imágenes poéticas?
A.J.U.- Pienso que quien advierte «lirismo» en mi prosa, o en mis textos escritos en versos (en mis relativamente innovadores poemas), logra hacerlo en virtud de su inteligencia superior. No lo digo por petulancia. Los poetas de la Antigüedad fueron pensadores, tuvieron algo que decir cuando escribieron sus versos. En cambio, los de «nuestra realidad y tiempo» son unos «encantadores». Describen los ambientes como si fuesen «pintores paisajistas» o «especialistas en naturalezas muertas». Pese a la resistencia de mis adversarios fortuitos, pienso que si hay un intenso lirismo en mi prosa y poesía. Mi Literatura responde a una concepción personal o método poético-narrarativo-ensayístico. Suelo verter extremo apasionamiento por la antítesis, el pensamiento y la invención de neologismos e imágenes.
(En Mérida y Tucupita, Venezuela, Junio de 1999)
(XII)
CRÍTICA AL POEMARIO [IRA] CUNDO
«Estos poemas de la más ígnea y encendida iracundia verbo-lingüística dejan constancia de un ethos proveniente de propuestas poéticas contenidas en libros suyos tales como Trasnochos y Luxfero que en su momento estremecieron la sensibilidad estético-literaria de la Venezuela»
Por Rafael RATTIA
Se trata del más reciente poemario del escritor venezolano Alberto Jiménez Ure cuyo expresivo y por demás elocuente título no deja tan siquiera un ápice de dudas acerca de su contenido temático. Se trata de una plaquette de unas 42 páginas que reúne la más reciente forja del poderoso estro lírico del también extraordinario narrador y ensayista cuya vasta obra literaria ha contribuido sustantivamente a enriquecer la tradición estético-verbal de nuestro país e incluso del continente de habla hispana.
Conociendo, tal como le conozco, pues su amistad me enorgullece y enaltece intelectual y afectivamente; no podría esperar de él una propuesta poética menos beligerante y densa, contentiva de una ética y una estética de profunda resonancia filosófica y política en el más estricto sentido aristotélico. Un antiguo proverbio árabe reza que: «los hombres se parecen cada vez más a su tiempo que sus padres». Pues, Jiménez Ure da fe plenamente de ello. Con este libro [en formato digital, PDF] el poeta y, ex aequo novelista, cuentista y ensayista testimonia y asume su singular condición de testamentario crítico irreverente, heterodoxo y ácrata del tiempo histórico que le tocó vivir. Estos poemas de la más ígnea y encendida iracundia verbo-lingüística dejan constancia de un ethos proveniente de propuestas poéticas contenidas en libros suyos tales como Trasnochos y Luxfero que en su momento estremecieron la sensibilidad estético-literaria de la Venezuela de la década de los años ochenta de la pasada centuria. Sobre ambos libros de poesía escribí mis impresiones y esbocé mis críticas literarias en periódicos y revistas culturales de aquellos años.
Este nuevo poemario de JIMÉNEZ URE que enhorabuena viene a hacernos benéfica compañía intelectual a quienes adoptamos la poesía y la lectura de poesía como la última casamata irredenta del espíritu de resistencia ética, moral e intelectual ante la tentación autoritaria, despótica, tiránica del Moloch estatocrático bolivariano-socialista.
Dice el poeta en el primer texto del libro que ahora comento:
«He sido perseguido
Hostigado y amenazado de muerte
Por dictado de la Organización Mundial de la Salud.
Me obligan usar mascarillas
Que no impedirían contaminar [me]
Del Virus Comunista Chino de laboratorio bélico» (pág. 3)»
El poeta no evade la terrible embestida del expansionismo socialimperialista de la «plaga amarilla» en su inocultable pretensión neohegemónica que pugna por apoderarse de este recodo del planeta para terminar de expoliarlo y saciar su voraz apetito de materia prima con el fin de satisfacer las demandas de la sociedad postindustrial del totalitarismo sino comunista.
En estos textos poéticos de Jiménez Ure se percibe la impronta de Artur Schopenhauer, de Friedrich Nietzsche, un inocultable pesimismo de raigambre cioraniana exhalan no pocos versos y fragmentos prosados con vigoroso ímpetu de rebelión y desacato moral e intelectual que, obviamente, despiertan la más viva y entusiasta admiración del lector.
No me gusta tildar con adjetivos calificativos la prosa poética de Monsieur Ure porque su timbre elocutivo es radicalmente evanescente y evasiva y se resiste a taxonomías académicas e institucionales al uso; por tanto me ciño a los textos que se bastan a sí mismos como un artefacto autotélico que no necesita de prótesis denominativas. Mucha herejía antiautoritaria transita por estas abrasadoras construcciones poéticas, mucho desacato a la fatua representación teológica del Vicario de Cristo en la tierra por su inhumano estruendoso silencio en torno al crimen de lesa humanidad cometido por el monstruo totalitario chino con la invención de la pandemia del Covid-19 y cohonestada y legitimada por el celestinaje abominable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que a un año de la pandemia planetaria aún no ha condenado con suficiente énfasis categórico el ataque viral bacteriológico de la China comunista contra la especie humana. El poeta profiere con encomiable valentía moral:
«No admito
Que «beatos»
O «virtuosos»
Presuntos
Me miren
Como a un
Atrevido hereje
Porque denuncio
Que su «Pontifex»
Encubre maleantes:
Es público y notorio
La devastadora
Perversidad moral
Que ese individuo exhibe
Mientras arroga santidad […]» (pág.5)
Este libro de JIMÉNEZ URE recrimina el intento del mal de entronizarse sobre la faz del orbe terráqueo y condena la fallida pretensión tanatocrática del comunismo internacional y sus satélites de estados forajidos, fallidos en la región latinoamericana. De igual modo con una racionalidad ontolumínica que no oculta su parentesco con la aufklarung dieciochesca alemana el poeta adopta una clara y meridiana postura por la vida, la democracia liberal, la tolerancia y la convivencia pacífica y civilizada de los que piensan distintos.
Como fiel exponente de un universo metafórico que hunde sus raíces en las simas abisales de lo real dado constituido J. URE iza y flamea su poemática extrayendo del topos ouranos terrestre perlas y gemas lexicales que no obvia su filiación con la poesía de la rebeldía e insurgencia ontológica del ser cívico que ha nacido en una república civil que ha sido confiscada por la barbarie de izquierda con rostro humano:
«Los bárbaros han consumado
La destrucción física e institucional
Del país donde nací pero –corajudo
Enfrento el «decadentismo asfixiante»
Que fustiga a una derrotada, por salvajes,
Nación de fétidos, incultos y harapientos […]
Me obstaculizan satisfacer
Mis necesidades fundamentales,
Mientras ellos arrogan poder y lujos» (pág.19)
En este libro Jiménez Ure reivindica su orgullosa filiación con los poetas malditos de la estirpe del Conde de L`autreomont y ello me remite a la admiración ilimitada que sentía el poeta cumanés José Antonio Ramos Sucre por el amargo y pesimista poeta italiano Giácomo Leopardi cuando el autor de La Torre de Timón dijo; «Leopardi es mi igual»; valga el dato para dejar constancia aquí que desde hace más de treinta años leo y releo la obra literaria de URE y doy fe del renovado fervor con que mi espíritu lector se impregna de júbilo cada vez que el autor de este poemario sorprende a sus lectores –que somos legión- con una pequeña joya literaria como esta.
(https://www.elnacional.com/opinion/iracundo/)
(XIII)
EPÍLOGO
(Jiménez Ure, ese archimandrita de la palabra)
«En esos días en que conocí a JIMÉNEZ URE yo venía de un complejo proceso cismático del espíritu y experimentaba intensos descalabros en mi edificio mental e ideológico del cual había abrevado como exmilitante de la teología ateológica conocida como marxismo que intoxicó a media humanidad durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el largo y dilatado siglo XX»
Llegaba a la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes con cierta regularidad a saludar a sus amigos, profesores y estudiantes de las escuelas de Letras, Educación e Historia y en una de esas intempestivas visitas me lo presentaron. Ya Jiménez Ure tenía un respetable camino andado como escritor, tenía cierta notoriedad entre los jóvenes narradores residenciados en el Occidente de Venezuela. Cuando le conocí ya Alberto había publicado Acarigua, escenario de espectros y Lucífugo.
Poco a poco fui conociendo y familiarizándome con la portentosa prosa narrativa de este hacedor de asombrosos e ígneos universos ficcionales y trabando amistad intelectual con el escritor que se ganaba la vida como empleado público en la «Oficina de Prensa» de la bicentenaria y autónoma Universidad de Los Andes de Mérida [Venezuela]. En esos días en que conocí a Jiménez Ure yo venía de un complejo proceso cismático del espíritu y experimentaba intensos descalabros en mi edificio mental e ideológico del cual había abrevado como exmilitante de la teología ateológica conocida como marxismo que intoxicó a media humanidad durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el largo y dilatado siglo XX. Ciertamente, Alberto era «duro y destemplado» con su escritura. Su nombre figuraba entre las más inteligentes y beligerantes «plumas» de los diarios locales y regionales de Mérida, a saber: Frontera, El correo de los Andes, El Vigilante y también sostenía con idéntica pasión política y literaria una columna en los diarios caraqueños El Universal y El Nacional. En este último diario aún escribe semanalmente enalteciéndome al compartir los días jueves el espacio de la Sección de Opinión de este aguerrido y combativo periódico nacido de la mano del mítico y legendario narrador y ensayista venezolano Miguel Otero Silva.
Dentro de la historia de la cuentística y de la novela venezolana del XX y XXI este prolífico y enjundioso narrador afincado en los Andes Venezolanos desde por lo menos hace más de medio siglo ocupa un destacadísimo lugar de insoslayable privilegio descollando como un auténtico maestro de un «Ars narrativa» que descubre vetas sobresalientes por su impecable factura lingüística [aportes y contribuciones lexicales y neolinguisticas de personalísimo sello expresivo]. No por nada el gran poeta, crítico literario y ensayista venezolano Juan Liscano ponderó con serena sindéresis y ecuanimidad analítica la obra literaria de Jiménez Ure como una de las más aquilatadas en lo referente a originalidad formal e incluso en lo tocante a sus desafiantes u osados ejes temáticos. Yo -sin temor a incurrir en el más mínimo ápice de exageración- afirmo categóricamente que Jiménez Ure es nuestro Rudyard Kipling de la literatura venezolana.
En todo caso, ahí está su obra que habla por sí sola y ya no necesita por fortuna de la exégesis apologética de la reseña lisonjera y ni de los prologuillos de ocasión. Por JIMÉNEZ URE hablarán sus libros enhorabuena muníficos. Cuando en el futuro la historiografía literaria venezolana deba realizar los saldos que dejó para la posteridad la producción estético-escritural de los últimos 150 años en materia de narrativa no podrá soslayar este «homme de lettres» y «enfant terrible» de la narrativa fantástica nacional del último siglo y medio del relato corto y de la novela corta de Venezuela. Yo me envanezco y celebro con júbilo y regocijo espiritual haber descubierto tempranamente a este escritor raro de la literatura venezolana y de haberme ocupado de leer con frenética fruición la vasta obra escrita de este narrador, poeta y ensayista que no cesa de subvertir los cánones literarios establecidos por la tradición académica e institucionalizada en Venezuela.
(https://www.elnacional.com/opinion/alberto-jimenez-ure-ese-archimandrita-de-la-palabra/ https://www.tanetanae.com/alberto-jimenez-ure-ese-archimandrita-de-la-palabra/?amp=1)
SUMARIO
(I)
¿Quién es ese tal Jiménez Ure?
(II)
Cuentos abominables
(III)
Breve visita a Luxfero
(IV)
Estética de la podredumbre: una aproximación a la obra narrativa de Jiménez Ure
(V)
Dionisia
(VI)
La Poética de Jiménez Ure
(VII)
Revelaciones
(VIII)
Sobre la novela Adeptos
(IX)
Cuentos Escogidos
(X)
Volver a Lucífugo
(XI)
Diálogo con el escritor
Alberto Jiménez Ure
Epílogo
(XII)
Sobre Iracundo
(XII)
Alberto Jiménez Ure, ese achimandrita de la palabra
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